Libros, impresores y prácticas de lectura

Buenos y malos libros

La ofensiva censoria de la Contrarreforma trasciende la batalla contra la herejía y contra el protestantismo y el libro luterano, pues logra alcanzar a la ficción, al libro de entretenimiento, a la lírica o a las formas de piedad popular; transforma la industria editorial, la ordenación de las bibliotecas, la organización de las profesiones y oficios en torno al libro, y hasta la percepción de la escritura y de la lectura como potenciales ejercicios de riesgo.

Los malos libros incluidos en los índices de libros prohibidos, si no se someten a expurgación, dejan de editarse en la jurisdicción de cada índice, de leerse, de citarse o de exhibirse públicamente. ¿Cuántos y cuáles son estos malos libros? En los cincuenta primeros años de existencia -entre el index parisino de 1544 y el clementino de 1596- los índices europeos afectaron a unas 6311 ediciones publicadas por 1354 impresores en 193 ciudades: el número de autores con al menos una obra prohibida rondaba los 2000, y el número de anónimos superaba el millar. Esta línea de investigación propone estudios de caso de libros prohibidos, aspira a recuperar algunos de los impresos  perdidos o que han sobrevivido en ejemplares únicos, a identificar y analizar las ediciones castigadas y a estudiar el patrimonio textual anti- o contracanónico que conforman los textos altomodernos afectados por la prohibición.

Participan en esta línea de investigación